Todo cambia, todo está cambiando constantemente, sobre todo si cambiamos interiormente nuestra forma de percibir, pensar, asumir… Nuestra visión se agranda, y podemos observar una nueva forma de vivir, de sentir, de emocionarnos, de comunicarnos.
Conocer, reconocer e Integrar la Totalidad de todas nuestras partes fraccionadas nos completa. Equilibrar lo femenino con lo masculino en cada persona resulta prioritario para restablecer el equilibrio en la Tierra.
Las dos energías son complementarias. Tenemos las dos partes: femenina y masculina, que constituyen los opuestos imprescindibles. Según los hindús: Shakti (conciencia dinámica, actividad, rapidez, voluntad, comunicación, creatividad, inspiración) y Shiva (conciencia testigo, serenidad, calma, inmovilidad, inmutable)
A lo “Sagrado Femenino” se le atribuyen cualidades receptivas, silenciosas, pasivas, lentas, fluidas, sensitivas, creativas… (el elemento relacionado es el Agua, y el órgano el corazón).
Lo “Sagrado Masculino” tiene cualidades de acción, rapidez, intrepidez, osadía, fuerza, entusiamo (el elemento es el Fuego, el órgano es el cerebro).
Según lo que pienso y siento, y a riesgo de equivocarme, estoy convencida de que hemos estado demasiado tiempo vibrando en la energía masculina. Apreciando en exceso una energía en detrimento de la otra. Ahora es tiempo del emerger de la energía femenina, para que se equilibre con la energía masculina; tiempo de experimentar cambios profundos en que Mujeres y Hombres conscientes de la dualidad, valoremos y cultivemos el espíritu femenino para que podamos crear juntos un mundo más amoroso, más amable, más pacífico y equilibrado.
La Energía Femenina siempre es positiva
La energía femenina es energía creadora y transformadora.
Lo Sagrado Femenino está cumpliendo con su compromiso de adquirir en el mundo su propio espacio. Esto no es fácil, y sólo entre todas las personas será posible un estado de Conciencia, donde tanto mujeres como hombres, hagamos el mismo camino hacia la evolución humana, un camino de crecimiento y conocimiento, donde veamos la necesidad de transformarnos, de sanar nuestros árboles, nuestro linaje, nuestras heridas y liberarnos de cargas y lealtades dañinas.
Equilibrar estas dos energías tan poderosas, la Femenina y la Masculina, hace que vivamos nuestra vida de forma consciente. Restablecido ese equilibrio, seremos Madres, Hermanas, Constructoras, Cantantes, Músicas, Bailarinas, Pintoras, Arquitectas de nuestro propio camino… lo que queramos ser: seres completos en esencia, sin discriminación de género.
Aceptando, entendiendo y equilibrando nuestra parte humana y nuestra parte divina, somos capaces de amar nuestro cuerpo, que es nuestro templo, y lo cuidamos amablemente, honrando así nuestro camino, nuestras huellas, con sus experiencias simpáticas junto con las antipáticas…
Somos la encarnación de la Diosa en la Tierra
Toda vida es sagrada, y si así lo comprendemos y actuamos en conexión con la Divinidad, y con nuestro corazón, realizaremos el deseo al que han aspirado todas las civilizaciones y todos los corazones que han anhelado un mundo mejor.
Reescribir la historia, recuperar las figuras femeninas
Desde tiempos remotos, han habido infinidad de escritoras, poetas, pintoras, exploradoras, periodistas, químicas, matemáticas, físicas, astrónomas, cirujanas, políticas, maestras, pensadoras, activistas… en fin, mujeres importantes, adelantadas a su tiempo, muchas de las cuales tuvieron que adoptar nombres y vestiduras masculinas para poder ejercer su labor.
Quiero agradecer a Alejandro Amenábar por su película «Ágora», donde retrata la vida de Hipatia de Alejandría, astrónoma, matemática, filósofa y maestra neoplatónica, también llamada «la abuela de las ciencias». Y también a otras personas que están rescatando del olvido los nombres propios de mujeres importantes que fueron relegadas, apartadas, excluidas de la Historia.
Tantas mujeres fascinantes, que no conocemos…
A los libros les faltan los documentos principales de la historia de las mujeres. Faltan muchos nombres femeninos. Somos muy ignorantes también sobre las culturas matriarcales. Alguien ha ido borrando nuestro pasado, como en el cuento de Eduardo Galeano…
https://trotalibros.com/2015/10/18/mujeres-de-eduardo-galeano/
Durante miles de años, el milagro de la vida era en femenino. La vulva fue un símbolo fundamental en las cuevas paleolíticas y neolíticas. Todo estaba relacionado con los ciclos de la vida y la naturaleza, ciclos que el cuerpo femenino también señalaba, y que durante miles de años fueron respetados. Sin embargo, ese aspecto cíclico de la mujer en épocas patriarcales fue tabú. Y ahora lo reivindicamos.
«La consonancia con la naturaleza, el respeto a la mujer, la paz y la cultura igualitaria prevalecieron en la actual Europa Occidental durante miles de años… hasta que los invasores indo-europeos arrasaron la zona introduciendo dioses guerreros, armas diseñadas para matar a seres humanos y una civilización patriarcal» (The Atlantic, enero 2001).» Charlotte Allen
La mujer es cíclica
Aún nos queda mucho trabajo: aceptar que la mujer es cíclica, que las hormonas y los cambios vienen y van, reconciliarnos con dichos ciclos, aprender a honrarnos y a amarnos en nuestros cambios, honrar nuestro linaje…
Lo sagrado está vinculado a la sexualidad femenina, a la menstruación y a la capacidad de generar vida.
Las leyes de la naturaleza son claras: hay un tiempo para sembrar, otro para crecer, otro para madurar, otro para recoger, y un último para morir.
Hemos perdido gran parte de los rituales de paso de un ciclo a otro, y ahora estamos volviendo a recuperar esa sabiduría ancestral, actualizándola, para vivir nuestra biología desde la maravilla de participar en el misterio y la sabiduría de la vida.
Los Rituales son necesarios para que el alma puede experimentarse a sí misma en este viaje sagrado que es la Vida. El inconsciente personal y colectivo también necesitan los ritos.
La tríada de las diosas: Artemis, Selene y Hécate
Son sagrados los ciclos de las mujeres, que nos asemejan a la Luna: Doncella-Madre-Anciana (en sus tres fases visibles de creciente-llena-menguante). Sagrada es la sangre que nos da la Vida, que viene también por períodos de 28 días, como el ciclo de la Luna…
El rito de paso de la Doncella (Artemisa, la virgen) es el de la primera menstruación, la llegada de la sangre y el despertar de la fertilidad, como una bienvenida al mundo de la mujer (no como un castigo, como nos han vendido)
El rito de paso de la Madre (Selene, la luna llena) es cuando la mujer queda en cinta, y es básico que la mujer embarazada se sienta arropada y reconocida en ese momento de grandes cambios.
El rito de paso de la Anciana (Hécate, la maga) es la menopausia, etapa de aceptación del pasado y la pena ante su desaparición, muerte de la vieja percepción, despertar de la plenitud, tejedora de su destino que te invita a darte tiempo para ti misma.
Es vital recuperar la conciencia de todos y cada uno de los procesos, revalorizando lo Sagrado Femenino.