Reconocimiento a Joana y Marta, la potente alma silenciosa de ADAB

En un tiempo en el que la visibilidad parece ser la medida del valor, existen personas que demuestran que la verdadera fuerza de una asociación no siempre se muestra ante las cámaras ni se mide en publicaciones. En ADAB, esa fuerza tiene nombre propio: Joana Peral y Marta Sola. Su compromiso, constancia y generosidad representan la esencia más profunda del proyecto y el espíritu con el que nació la asociación: acompañar, inspirar y cuidar.
A lo largo de muchos años, Joana y Marta han sido parte fundamental en la construcción de la historia viva de ADAB. Su labor ha trascendido los talleres, las ferias, los cursos o las conferencias, donde su presencia es siempre garantía de calidad, sensibilidad y profesionalidad. Ambas han liderado y organizado innumerables actividades, impulsando espacios de creatividad y bienestar que han contribuido a fortalecer la autoestima, el aprendizaje y la cohesión entre las mujeres participantes. Han representado a la asociación en eventos culturales, en programas de formación y en proyectos de colaboración con instituciones, siempre con una energía contagiosa y una actitud ejemplar.
Pero su mayor contribución es la menos visible. Detrás de cada actividad, de cada proyecto, existe un trabajo silencioso y constante, de acompañamiento personal, de apoyo emocional y de escucha atenta a mujeres que atraviesan momentos difíciles. Son esos gestos cotidianos, sin fotografía ni aplauso, los que sostienen el verdadero propósito de ADAB. Joana y Marta han estado ahí, sin horarios ni condiciones, ofreciendo su tiempo, su empatía y su fortaleza a quienes más lo necesitaban. En muchos casos, su intervención ha significado la diferencia entre el desánimo y la esperanza, entre la soledad y la posibilidad de reconstruir una vida.
Su compromiso no responde a la búsqueda de reconocimiento público, sino a una vocación profunda de servicio y humanidad. Ambas encarnan ese tipo de liderazgo discreto que transforma sin imponer, que acompaña sin protagonismo, que genera comunidad desde el ejemplo y la ternura. Su forma de entender el voluntariado y la acción social recuerda que el auténtico impacto de una organización no se mide en cifras, no se refleja en los papeles, sino en las vidas que tocan y mejoran.
Desde la Junta Directiva de ADAB queremos expresar nuestra más profunda gratitud y admiración hacia Joana Peral y Marta Sola por su dedicación incondicional y su extraordinaria contribución al desarrollo de la asociación.
Su trabajo ha sido y sigue siendo una inspiración para todas las que formamos parte de este proyecto, y un ejemplo de que la verdadera grandeza se manifiesta en el silencio, en los pequeños actos de generosidad que cambian el rumbo de las personas.
Gracias por recordarnos, día tras día, que el arte y el bienestar también se tejen con hilos invisibles, los del compromiso, la compasión y la solidaridad. ADAB es hoy lo que es gracias, en gran parte, a vosotras.





