La autoaceptación
reconocer con humildad nuestras capacidades y nuestros fallos, aceptando completamente lo que hay
Para tener bienestar, crecer y alcanzar nuestras metas, la autoaceptación es primordial. Vernos, reconocer nuestras capacidades y cuales son nuestras imperfecciones y aún así querernos tal como somos.
Vivir conscientemente puede resultar difícil al principio. Vemos cosas en nosotras que no nos gustan, y hay que afrontar, sin autoengaño, el desafío de la autoaceptación. Podemos observarnos como espectadoras de nosotras mismas, sin emitir juicio alguno, y con humildad mirarnos, ver lo que nos gusta y lo que no nos gusta con el mismo gesto amable en esa mirada.
Aceptar lo que hay, lo que es, lo que somos. Mirarnos en el espejo, desnudas de cuerpo y alma, y ver aparecer nuestras cicatrices, como recordatorio de las batallas que hemos librado, evocando todo el valor y la fortaleza que hemos tenido para afrontarlas.
Somos seres únicos: abracemos amorosamente nuestra individualidad, desapegándonos de autoexigencias e idealismos. Ten el coraje de mirarte completamente, sin autoengaño, sólo con amabilidad y compasión.
“Autoaceptación quiere decir que la persona se acepta a sí misma plenamente y sin condiciones, tanto si se comporta como si no se comporta inteligente, correcta o competentemente, y tanto si los demás le conceden como si no su aprobación, su respeto y su amor”.
Albert Ellis, psicólogo de la Terapia racional emotiva (TRE)
La paz de la autoaceptación
Cuando te aceptas tal y como eres, te liberas. Tienes muchas características, aunque no sólo eres esa suma de valores, de capacidades, de errores, de experiencias. Eres mucho más que un físico, o una personalidad, o un rol específico.
Aceptarnos no significa quedarnos estancadas sin cambiar aquellas cosas que nos impiden mejorar. La aceptación es el inicio del cambio, necesitamos aceptar en el momento que estamos, cómo somos y qué sentimos. De esta manera somos conscientes, elegimos y actuamos en consecuencia para desarrollarnos y evolucionar como seres humanos.
“Lo que aceptas, te transforma; lo que niegas, te somete”
Carl Jung
Si no me acepto, me rechazo
Cuando no nos aceptamos no nos damos permiso para vernos, ocultamos lo que no nos gusta, lo que nos da vergüenza, lo que nos da miedo, llegando a maltratarnos con comentarios y críticas auto-destructivas.
Aprendemos a ocultarnos bajo máscaras, y muchas veces dependemos de la aprobación de los demás para sentirnos bien. Vivimos esclavas de esa imagen construida desde la infancia, en tensión y con un gran vacío existencial, porque la máscara, la coraza, «no eres tú», sólo te está tapando. Quizá tuvo su razón de ser en un momento dado de nuestra vida, para protegernos. Hubo un momento en que nos llegamos a FUNDIR CON EL PERSONAJE, no permitiendo que los demás nos conozcan; y los demás acaban sintiendo algo hacia un personaje que no es real.
¿Cómo salir al mundo sin ese «escudo protector»? Perdonándonos, siendo conscientes de nuestra imperfección. De esa forma nos podemos sentir liberadas para aceptarnos y amarnos sin condiciones.
Perdonarnos y amarnos
“Sean cuales fueren mis defectos o imperfecciones, me acepto a mí mismo sin reservas y por completo”.
Nathaniel Branden
Todas las personas tenemos fallos, cometemos errores. Aprendemos así: ensayo y error. Perdonar cada uno de nuestros desatinos, de nuestras equivocaciones, deslices, confusiones, metidas de pata, es vital para generar la paz con una misma.
El miedo, la inseguridad y los reproches no cesan enseguida, hay que ir aceptándolos, escuchándolos sin tomar partido. A partir de ahí, tratarnos con amor y darnos cuenta de que las imperfecciones también pueden ser hermosas. Con el sentido de lo transpersonal, nos hacemos conscientes de que somos mucho más, y poco a poco se irán desvaneciendo esos temores, inseguridades y voces críticas.
Salir de la zona de confort es lanzarse al mar de la incertidumbre. Un desafío en el que experimentamos nuevas facetas, aprendiendo a movernos en aguas desconocidas que nos llevarán a la aventura de vivir plenamente.
No te compares con las demás, eres auténtica, no hay otra como tú. Concédete todo tu valor.