El poder de los sueños
El poder de los sueños es algo bien sabido desde la antigüedad. Muchas culturas entendían que los sueños son portadores de mensajes ocultos y aprendieron a descifrarlos para mejorar sus vidas. El conocimiento y la información retenidas en los sueños eran estudiados y valorados.
En Australia, los pueblos nativos se refieren a la creación como el momento de soñar, el tiempo en el que los dioses soñaron el mundo. La cultura aborigen de Australia es una de las más antiguas del mundo, remontándose a más de 50.000 años de antigüedad.
Los Lakota, de América del Norte, tenían una rica tradición onírica. Cuándo un joven seguía el camino de un “hombre sagrado” (chamán), y se acercaba a la edad de su iniciación, tras una ceremonia, se retiraba a una montaña, dónde pasaba entre tres y siete días solo, sobre una manta, rezándole a Wakan Tanka (el “gran espíritu”) para que este le enviara una visión o sueño. También daban mucha importancia a los sueños, y de esta cultura nos han llegado los «Atrapasueños», aunque de forma desvirtuada y comercial.
Son dos ejemplos de culturas antiguas que integran los sueños en su vida diaria, aunque hay muchísimas más. Y en la nuestra los sueños volvieron a ser relevantes en psicología gracias a Sigmund Freud, que hace énfasis en que los sueños no son un estado de reposo psíquico, aunque lo sea físicamente, ya que durante el sueño nuestros procesos mentales no tienen descanso, sino que se manifiestan acciones inconscientes de nuestra vida cotidiana. Para él los sueños son el camino hacia el inconsciente, en particular a aquellos contenidos mentales reprimidos o excluidos en alguna forma de la conciencia y de su descarga debido a las actividades defensivas del YO.
Carl Gustav Jung, difiere de Freud en su visión de los sueños. Para él, el sueño es una expresión normal y creativa del inconsciente y no la reaparición parcial de contenidos reprimidos. Jung sugiere que los sueños frecuentemente reflejan el trabajo de una pulsión hacia la salud y la madurez psicológica; su función es la de restaurar el equilibrio psicológico del soñador. A veces los sueños tienen una función proyectiva hacia el futuro, como anticipación de acontecimientos.
El contenido simbólico es, según Jung, la propuesta de solución de un conflicto. De esta manera, los sueños pueden ayudar a la mente consciente a preparar un camino que ya se está dibujando, pueden ayudar a ver las cosas desde otro punto de vista, complementar la visión parcial que tiene la mente en estado despierto para comparar diferentes perspectivas. Para Jung, la función general de los sueños consiste en intentar restablecer el equilibrio psicológico de la persona y compensar las deficiencias de su personalidad.
El libro «Sueños y Existencia», del psiquiatra Fritz Perls, nos cuenta sobre los sueños, esos mundos que habitamos cada noche durante un tercio de nuestras vidas, poblados de monstruos o de historias felices, que siempre tienen algo que decirnos. Este libro es uno de los más interesantes que he leído, fundamental para el trabajo con sueños desde un enfoque gestáltico.
A medida que vamos profundizando con el trabajo de los sueños, vamos integrando nuestros aspectos fragmentados, obteniendo mayor conciencia. Aprendemos a crear un puente entre consciente e inconsciente y establecemos así una relación más armónica con nosotros mismos y con el Universo, que nos responde con sincronías.
Durante el sueño se nos revela una buena parte del mensaje de nuestra alma. Si les prestamos atención y trabajamos con ellos podemos entender gran parte de nuestro proyecto vital, integrar energía bloqueada, además de resolver conflictos de la personalidad. Cada parte del sueño es una parte nuestra, así que la identificación y el diálogo con estas partes nos proporcionan la información necesaria para transformar nuestra vida en una experiencia satisfactoria.
El trabajo con sueños nos revela cosas que el yo personaje (ego) no tiene ganas de conocer. El olvido es la parte defensiva que nos impide llegar a nuestro Yo auténtico.
Nacemos en un entorno con unos valores, costumbres sociales, normas, creencias, ideas sobre lo que es adecuado o no, etc. Todo esto nos es dado de forma no discutible desde niñ@s, indefens@s, y conforman creencias heredadas ligadas a la cultura y a los momentos históricos que nos toca vivir.
L@s niñ@s viven en el nivel mental Alfa los primeros años de su vida, los padres marcan las normas desde el nivel Beta, y éstas son absorbidas sin ningún tipo de filtro que les indique si realmente son valores del ser, o tan sólo normas sociales del momento o la familia en la que ha nacido. Cuando somos niñ@s, lo único que queremos es ser aceptad@s, reconocid@s, amad@s, y vamos construyendo al personaje que creemos que será más querid@, alejándonos así de nuestro propio ser.
Los sueños indican el camino a seguir para reencontrarnos con nosotras mismas, con lo profundo de cada ser humano, con nuestro Yo auténtico.
En el taller aprendemos técnicas para recordarlos y descubrir sus mensajes, desde el enfoque gestáltico, y trabajando con los sueños de las participantes.