Zapatos Rojos – Arte con Conciencia
El viernes 25 de noviembre de 2016, asistimos a la instalación «Zapatos Rojos» en Malgrat de Mar, dentro de las Jornadas sobre la violencia de género.
Los zapatos rojos muestran la ausencia de las mujeres, hijas, hermanas, madres, esposas, víctimas del femicidio o feminicidio (asesinato de una mujer por el mero hecho de serlo).
Esta instalación lleva años dando vueltas por diferentes ciudades del mundo, y se invita a la sociedad a participar donando zapatos, pintándolos de rojo, y generando difusión y discusión sobre el tema… el proceso dura unas semanas, pero puede calar hondo durante mucho más tiempo.
Las mujeres de ADAB hemos colaborado pintando zapatos de rojo, el color que simboliza la sangre. Ha sido una experiencia intensa, pues este acto poético, esta instalación en la calle, promueve la reflexión sobre el doloroso tema de la violencia contra las mujeres.
Arte que mueve, remueve y conmueve. Hay que estar presente, visionando los cientos de pares de zapatos en medio de la calle, para sentir la impresión al ver todo tipo de zapatos teñidos de rojo, allí, puestos de forma aleatoria, botas, sandalias… zapatos solos, como mudos testigos de todas las mujeres que los han dejado huérfanos, al igual que han dejado huérfanos a sus hijos y familia. Mujeres que ya no están porque la vida les ha sido arrebatada cruelmente.
Un gran escalofrío me recorre por dentro, desde los pies hasta la cabeza, sintiendo la pérdida de tantas mujeres… y me sigo preguntando cómo es posible que haya mentes tan enfermas como para actuar de esa manera, creyendo que pueden insultar, menospreciar, atacar, manipular, golpear, amenazar, y llegar a quitar la vida a alguien.
Urgen cambios internos. Querernos lo suficiente como para no dejar que nadie nos hunda, nos humille, nos maltrate… A la primera señal de alarma, comunicar lo que pasa, traspasar el miedo y salir adelante buscando soluciones.
Sobrellevar el dolor con arte y sanar
Gracias Elina Chauvet.
Como dato anecdótico
Cuando paseábamos por Malgrat de Mar rumbo a las calles donde se realizaba la instalación, encontramos un parque donde escuchamos música en directo. Nos dirigimos al lugar y descubrimos que era un concierto dirigido a los niños de una escuela. Los músicos también eran niños, disfrazados de època, y nos pareció una buena señal de esperanza: con más música, con más arte, con más amor, con más conciencia… habrá sin duda menos violencia.
Joana Peral Ríos