Danzaterapia
Danzaterapia: Sanando con el baile
El baile genera numerosos beneficios físicos y mentales. Puedes bailar como un juego, o como un hecho social o cultural, o como un trabajo corporal, o como un ritual, o como un medio de sanación que activa la energía vital. Puedes inspirarte en la naturaleza: en el viento, en las olas del mar, en el vuelo de las aves, en los árboles y las flores; también en los elementos: el fuego, el aire, el agua y la tierra. Danzar puede servir para expresar, comunicar, disfrutar, romper barreras, relacionarte con el otro, para generar autoestima y confianza, para salir de la timidez, para eliminar prejuicios, para conocerte mejor y profundizar en tus límites, destrabar tensiones, para abrazar tu niña interior, para liberar tu Alma… o sencillamente una oportunidad para celebrar y agradecer la vida.
En la Danzaterapia que propongo, donde existen elementos de biodanza, centros de energía y otras disciplinas, el movimiento surge del interior, a través de la respiración, de la escucha, de sentir el ritmo y dejarte llevar por él o por la melodía, de sostener los silencios en la quietud, de soltar la mente y sus juicios, llegando a liberarte de técnicas y condicionamientos estéticos limitantes, y así descubrir movimientos nuevos que emergen de tu cuerpo y, posiblemente, de tu Alma expresándose.
Mediante propuestas sencillas de movimientos, con músicas del mundo, jugamos, exploramos, danzamos… dándose de forma natural la espontaneidad y la alegría del Alma.
“Buscad la alegría a través del movimiento” F. Malkovsky
Cualquier persona puede moverse con la música, no hay edad, ni tampoco condicionamiento físico. Tod@s podemos disfrutar, emocionarnos, soltar tensiones, encontrar el movimiento que sale de lo más profundo de nuestro ser, un movimiento sanador.
A veces se sugiere un movimiento y a partir de él se juega con equilibrios y desequilibrios, con los gestos, con el espacio, y somos más conscientes del eje, de la columna, del resto del cuerpo, así como de las emociones olvidadas que salen a la superficie.
Ampliamos percepción y conciencia, despertando nuestros sentidos, observando nuestras emociones y sensaciones. Escuchando y habitando el cuerpo.
Bailar también es una forma de meditación profunda. La mente descansa mientras el cuerpo se mueve, libre, únicamente atento a los sonidos que lo llevan hacia arriba, o abajo, adentro/afuera, al suelo o al cielo, a una emoción o a otra. La experiencia vivida se impregna en tus células liberando cargas. La conciencia es empujada hacia la fuente, a las raíces, a un lugar donde es posible una transformación. Puedes conectar contigo, con los demás, a veces hasta conectar con algo que está más lejos, que trasciende el momento y el espacio, como revivir recuerdos de otro tiempo, como si se activara una memoria corporal de la que no eres consciente.
Danzaterapia como la liberación del movimiento corporal de manera espontánea e intuitiva, creando, soltando, sintiendo, integrando… es sin duda, una potente herramienta de autoconocimiento y sanación, donde aprender a reconocer, respetar y escuchar los ritmos internos.
Joana Peral Ríos